PARQUE NACIONAL CONSIDERADO COMO MONUMENTO HISTORICO, SE VE AFECTADO POR LA DELINCUENCIA EN BOGOTÁ
Antes
de las ocho de la mañana cuando la ciudad comienza apenas a despertar para el
afán cotidiano que horas más tarde parece un hormiguero alborotado, los oficinistas corren a marcar la tarjeta,
la calle se colma de multitud, lentamente de arriba abajo, de izquierda a
derecha, de norte a sur, de oriente a occidente, recorre Luz Marina la manzana
que rodea el Parque Nacional, considerado este como monumento histórico, es el
lugar de trabajo de esta vendedora ambulante que todos los días al son que le
toque, sale muy temprano a buscar la oportunidad de su Vida en deriva del sol ,
el frío y la lluvia, sacándole el cuerpo al hambre y también esquivando a los raponeros, trabaja hasta caer el atardecer cuando el sol se
oculta del cielo.
Está
en la hora pico en la que el parque ha cambiado a su tónica gris y el ambiente
a la vez se torna oscuro, en este frío rincón de Bogotá, se guardan historias
de los transeúntes, habitantes y emigrantes que lo visitan a diario, pero en
especial la historia de una mujer luchadora, combatiente, que a la vez se
convierte en testigo real de la problemática que se vive actualmente.
Cuando
llega la hora en la que el parque ha perdido la tranquilidad y se retira de su
lugar de trabajo, es en este momento del
día en el que se siente insegura, cuando la torre del reloj, apenas marca la
seis de la tarde, ella tapa su mercancía y sale caminando apresuradamente desde
este lugar, hasta su casa, llevando su carrito de dulces por el andén pasando
las grandes calles con el objetivo de llegar rápidamente a su hogar, espera
encontrar una taza de café caliente con un cigarrillo, y quizás acostarse
temprano para poder seguir al otro día, en la rutina por la que conllevan o
pasa su vida desde hace veinte y dos años en la que ejerce su labor como
vendedora ambulante, en donde su mundo gira entonces entorno a sus dulces,
galguerías, cigarrillos y minutos; en las expresiones de su rostro se refleja
una mirada apaciguadora y a la vez tensa, cargada a la vez con Una sonrisa que
atraviesa su cara de lado a lado, una luz interior se ve brillar en sus ojos,
son los rasgos que caracterizan a doña Luz Marina una mujer que no le teme a
nada y que a la vez se convierte en la heroína de esta historia.
Tarde
más que todo a la salida de los estudiantes, que son a los que más roban.”
Este
parque se ha convertido en el sitio adecuado para los jóvenes, ya que es utilizado para el consumo de sustancias
psicotrópicas o para el consumo de bebidas alcohólicas
Nos
cuenta como desde hace algunos años el parque Nacional ha perdido su contexto
histórico y ha sido utilizado como el lugar de asalto para los delincuentes y
el caminar por las grandes calles en horas de la noche se ha vuelto una
actividad de altos riesgo, quien tiene algo por poco que sea, vive bajo estado
de amenaza, condenado al pánico del próximo asalto.
Solamente
ella ha sido, una voz reveladora de la problemática tan grande que se vive en
la ciudad, la inseguridad no solamente está en los parques también se encuentra
en la calles o hasta quizás, solamente al salir de su casa, nadie podría
asegurar el pasaporte de regreso. Estas fueron algunas de las palabras que nos
quiso compartir.
Es
fácil imaginar como se convierte el parque cuando cae la noche, tras la falta
de vigilancia y la soledad que abarca los parques actualmente, se puede ver
como ciertos grupos de personas la mayoría de ellos se podría pensar que son
menores de edad, se reúnen para socializar en la noche, tomar algunos tragos y
consumir algunas psicotrópicas. Luz Marina nos contó. “Se vuelve
peligroso después de las seis de
la
“Aquí uno se está exponiendo también, se ve mucho
vandalismo, trabajo acá desde hace veinte y dos años, vivo el sector de Laches,
la policía si se la pasa haciendo controles, ellos están pasando, pero de todas
maneras no pueden estar encima de los delincuentes en todo momento, lo que pasa
es como ellos ya saben quiénes son, los ladrones se van y vuelven otra vez, más
que todo los viernes que se ven desesperados por robar.
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